A partir del curso escolar 2025-2026, Cataluña implementará una prohibición total del uso de teléfonos móviles en todas las etapas de la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), abarcando a estudiantes de entre 12 y 16 años en centros educativos públicos, concertados y privados. La medida, anunciada por el Departamento de Educación de la Generalitat, busca mejorar la concentración, reducir distracciones y fomentar un entorno de aprendizaje más saludable, además de abordar problemas como el ciberacoso y la adicción a dispositivos electrónicos. La normativa, que entrará en vigor en septiembre de 2025, extiende la restricción ya aplicada en primaria, donde los móviles están prohibidos desde 2023.
Según el conseller de Educación, Antoni Siurana, la decisión responde a estudios que evidencian el impacto negativo de los móviles en el rendimiento académico y el bienestar emocional de los adolescentes. Un informe de la UNESCO de 2024, citado por la Generalitat, señala que el uso excesivo de dispositivos móviles en el aula puede reducir hasta un 6% el rendimiento en asignaturas como matemáticas y lengua, además de incrementar conductas de aislamiento y ansiedad. La normativa catalana prohíbe no solo el uso de los teléfonos durante las clases, sino también en recreos, pasillos y actividades extraescolares dentro del centro, salvo en casos excepcionales autorizados por el profesorado, como actividades pedagógicas específicas o emergencias.
Los centros educativos deberán recoger los dispositivos al inicio de la jornada escolar y almacenarlos en un lugar seguro, devolviéndolos al finalizar el día. Cada instituto podrá definir su propio protocolo de gestión, pero la Generalitat ha establecido directrices claras: los móviles deberán estar apagados o en modo avión durante toda la estancia en el centro. En caso de incumplimiento, se contemplan sanciones que van desde la confiscación temporal hasta medidas disciplinarias, según la gravedad y reincidencia. Los centros también podrán implementar taquillas individuales o sistemas de custodia colectiva para facilitar el cumplimiento de la norma.
La medida ha generado reacciones mixtas. Asociaciones de docentes, como Ustec·Stes, apoyan la prohibición, argumentando que los móviles son una fuente constante de distracción y dificultan la interacción social entre estudiantes. Sin embargo, algunas asociaciones de padres, como la Confederació d’Associacions de Pares i Mares d’Alumnes (CaPMA), han expresado preocupación por la logística de la medida y la posible limitación de comunicación con sus hijos en casos de emergencia. Para responder a estas inquietudes, la Generalitat ha prometido reforzar los sistemas de comunicación escolar, como plataformas digitales y teléfonos fijos, para garantizar el contacto entre familias y centros.
Además, la normativa incluye un plan de formación para docentes y talleres para familias sobre el uso responsable de la tecnología, con el objetivo de promover hábitos digitales saludables. Cataluña se suma así a otras regiones europeas, como Francia y algunas comunidades de Italia, que han adoptado restricciones similares. Un estudio del Observatori d’Educació Digital de Cataluña revela que el 85% de los estudiantes de ESO utilizan el móvil más de tres horas diarias, y el 30% admite usarlo durante las clases, lo que refuerza la urgencia de la medida. La Generalitat también planea evaluar el impacto de la prohibición al final del curso 2025-2026 para analizar el impacto a largo plazo.
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