Estados Unidos ha bombardeado tres instalaciones nucleares iraníes (Fordow, Natanz e Isfahán) utilizando bombas antibúnker, en lo que el pre...
Estados Unidos ha bombardeado tres instalaciones nucleares iraníes (Fordow, Natanz e Isfahán) utilizando bombas antibúnker, en lo que el presidente Trump describió como una operación “exitosa”. Se trata de la primera intervención directa estadounidense sobre infraestructura nuclear iraní. En respuesta, Irán lanzó ataques con misiles y drones contra ciudades israelíes y declaró que todas las bases estadounidenses en la región son ahora “objetivos legítimos”. Los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) han declarado que “la guerra ha comenzado oficialmente”.
Desde EE.UU. y sus aliados, se presenta la acción como una maniobra preventiva frente al desarrollo nuclear iraní. Irán y medios cercanos al CGRI lo interpretan como una declaración de guerra abierta. En paralelo, la ONU y gobiernos europeos han llamado a la desescalada, mientras que actores regionales como los hutíes amenazan con expandir el conflicto. Analistas advierten de un escenario de regionalización bélica, similar al de Irak en 2003, con posibles reacciones de Rusia y China.
El ataque marca un punto de no retorno en las tensiones entre Washington y Teherán. El Congreso de EE.UU. ya discute si la acción violó el marco legal de los poderes de guerra del presidente. Mientras, el impacto en los mercados y la navegación en el estrecho de Ormuz podría tener consecuencias económicas globales. El riesgo de escalada es inmediato y multidimensional.
COMMENTS