El gobierno de Japón ha emitido una advertencia de emergencia tras una reevaluación de riesgos que advierte sobre un potencial "mega te...
El gobierno de Japón ha emitido una advertencia de emergencia tras una reevaluación de riesgos que advierte sobre un potencial "mega terremoto" en la Fosa de Nankai, con la posibilidad de causar hasta 300,000 muertos si no se refuerzan de inmediato las medidas de preparación. El anuncio, realizado por un panel gubernamental tras meses de análisis actualizados, eleva la probabilidad de un sismo de magnitud 9 en los próximos 30 años a un 80%, según datos de la Agencia Meteorológica de Japón. Este escenario catastrófico, que incluiría tsunamis de hasta 30 metros y el colapso de millones de estructuras, obligó al primer ministro Fumio Kishida a cancelar un viaje internacional para liderar una reunión de crisis, instando a las prefecturas costeras a intensificar sus planes de evacuación y resiliencia.
La estimación más reciente, basada en simulaciones revisadas que amplían las zonas de inundación en un 30% respecto a 2012, proyecta que 298,000 personas podrían perder la vida, principalmente por tsunamis que afectarían a 13 prefecturas desde Kanto hasta Kyushu, con olas de más de 10 metros en Tokio y hasta 34 metros en áreas como Kochi. El informe destaca que un 73% de las muertes (alrededor de 215,000) se deberían a las inundaciones, mientras que colapsos de edificios y efectos secundarios como enfermedades en refugios podrían sumar entre 26,000 y 52,000 fallecidos adicionales. La peor hipótesis sitúa el evento en una noche de invierno, cuando la población estaría menos preparada para evacuar, agravando el impacto en regiones densamente pobladas como Shizuoka, donde se prevén hasta 101,000 víctimas.
A pesar de los esfuerzos por reducir el riesgo —como la construcción de torres de evacuación y simulacros regulares—, el gobierno reconoce que no se ha alcanzado la meta del 80% de reducción de fallecidos establecida hace una década tras el terremoto de Tohoku de 2011. Expertos señalan que la subestimación inicial del área afectada y la falta de preparación de las comunidades costeras, que no evacúan de inmediato tras un sismo, son factores clave. Se están implementando medidas urgentes, como la designación de nuevas zonas prioritarias para prevención y la creación de una agencia nacional de desastres en 2026, pero la población ha mostrado señales mixtas: algunos acopian suministros, mientras otros cuestionan la efectividad de las alertas tras años de advertencias sin resultados concretos.
El impacto económico podría superar los 1.8 billones de dólares, equivalente a casi la mitad del PIB japonés, debido a la destrucción de 2.35 millones de edificios y la interrupción de infraestructuras críticas. La advertencia ha generado un llamado a revisar los códigos de construcción y acelerar la retrofitting de estructuras vulnerables, especialmente en zonas urbanas donde los temblores largos podrían provocar caídas masivas de muebles y accidentes en escaleras de emergencia. En redes sociales, la noticia ha desatado preocupación, con muchos compartiendo planes de evacuación, aunque algunos critican al gobierno por no haber actuado con mayor determinación tras la experiencia de 2011, que dejó 15,000 muertos. Las autoridades insisten en que esta alerta no predice un evento inmediato, pero urgen a la población a prepararse, mientras el país se prepara para un desafío que podría redefinir su futuro.
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