Donald Trump le práctico una felación a un hombre llamado "Bubba" según los correos de Epstein

Correos electrónicos recién publicados de los archivos del difunto Jeffrey Epstein han vuelto a situar al presidente Donald Trump en el ce...

Correos electrónicos recién publicados de los archivos del difunto Jeffrey Epstein han vuelto a situar al presidente Donald Trump en el centro de un torbellino de escándalo. Descubiertos por el Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes como parte de una descarga masiva de más de 20.000 páginas de documentos, estos intercambios de 2018 entre Epstein y su hermano Mark pintan un retrato crudo y críptico del acceso privilegiado de Epstein al entorno de Trump. En el núcleo del revuelo se encuentra un diálogo vulgar y enigmático que sugiere que el presidente ruso, Vladimir Putin, posee fotografías comprometedoras de Trump realizando un acto íntimo con una figura apodada “Bubba”, un mote que ha desatado especulaciones en internet apuntando al expresidente Bill Clinton.

El intercambio se desarrolló a través de iMessage el 19 de marzo de 2018, en medio de la fascinación continua de Epstein por el círculo íntimo de Trump. Mark Epstein, promotor inmobiliario sin vínculos directos con las infames actividades de su hermano, inició la conversación con preocupación fraternal. “¿Cómo estás? Hace un tiempo mencionaste que eras prediabético. ¿Ha cambiado algo con eso? ¿Qué está haciendo tu chico Donald ahora?”, escribió, refiriéndose a Trump como si fuera de la familia. La respuesta de Jeffrey Epstein fue lacónica: “Todo bien. Bannon conmigo”. La mención de Steve Bannon, el exjefe estratega de Trump recién despedido y convertido en agitador mediático, subrayaba la inquietante proximidad de Epstein a los márgenes de la Casa Blanca. En ese momento, Bannon recorría Europa en una cruzada populista, y Epstein alardeaba en correos separados de facilitar reuniones con líderes extranjeros para potenciar la influencia de Bannon.

Dos días después, el 21 de marzo, Mark escaló el tono hacia lo profano. “Pregúntale si Putin tiene las fotos de Trump chupándosela a Bubba”, bromeó, invocando el espectro del kompromat, el famoso dossier de suciedad que atormentó los primeros años de la presidencia de Trump. La réplica de Epstein fue igualmente sarcástica: “y yo que pensaba que tenía tsuris”, empleando el término yiddish para problemas profundos, en alusión a sus propios crecientes líos legales. Mark remató con un giro hollywoodense: “Tú y tu chico Donnie podéis hacer una nueva versión de la película Get Hard”. La comedia de 2015, protagonizada por Will Ferrell como un millonario ingenuo que aprende a sobrevivir en prisión con Kevin Hart, se erigió de repente como metáfora del caótico mandato de Trump, o quizá de algo mucho más subido de tono.

¿Quién es “Bubba”? La ambigüedad ha alimentado una fiebre digital. Clinton, acosado durante años por sus propias conexiones con Epstein, incluidos múltiples vuelos en el jet “Lolita Express” del financiero, recibió ese apodo en sus días en Arkansas. Los detectives en línea y los presentadores nocturnos no perdieron tiempo en unir los puntos. “Espera, ¿QUÉ? ¿Qué está pasando aquí? Mi entendimiento es que la referencia a ‘Bubba’ es Bill Clinton. Esto es mucho para digerir”, tuiteó un usuario viral, mientras otro exigía: “¿Quién es Bubba y por qué Trump se la chupó?”. El programa Saturday Night Live aprovechó el momento en su apertura en frío del 15 de noviembre, con Colin Jost soltando: “En uno de los correos, el hermano de Epstein preguntó si Vladimir Putin tiene una foto de Donald Trump practicando sexo oral a alguien llamado Bubba... así que supongo que ese es un empleo que Trump ha creado”. El chiste provocó carcajadas, pero ocultaba una corriente más oscura: en otros correos, Epstein critica los “negocios sucios” de Trump y da pistas sobre su conocimiento previo de “niñas” menores en su red.

Mark Epstein confirmó la autenticidad del correo a NBC News, pero se negó a responder preguntas más amplias, insistiendo en que no había revisado el tesoro completo. “Bubba” podría ser inofensivo, un argot carcelario o una broma interna, pero el momento, apenas meses antes de la cumbre de Helsinki entre Trump y Putin, apesta al autoproclamado rol de Epstein como susurrador geopolítico. En un mensaje de julio de 2018 a Bannon, Epstein presumía de conocimientos rusos, instando al estratega a incrustarse en Europa para “reuniones uno a uno con líderes extranjeros”. Incluso se ofrecía como decodificador de Trump para la élite de Moscú, enviando un correo al principal diplomático ruso antes de Helsinki: “Si quieres entender a Trump, habla conmigo”.

La respuesta de Trump ha sido la típica desviación. En Truth Social, arremetió contra la publicación como “el engaño de Jeffrey Epstein otra vez”, un complot demócrata para distraer de un reciente cierre gubernamental. “Solo un republicano muy malo o estúpido caería en esa trampa”, bramó, agrupándolo con el “engaño de Rusia, Rusia, Rusia”. Sin embargo, los archivos mencionan a Trump más de 1.500 veces, incluyendo afirmaciones de horas a solas con una joven en Mar-a-Lago y grabaciones de Epstein jactándose de ser el “mejor amigo de Trump durante 10 años”. Una grabación explosiva, emitida por el autor Michael Wolff, tiene a Epstein alegando que Trump conquistó a Melania por primera vez a bordo del Lolita Express y disfrutaba seduciendo a las esposas de amigos.

Los demócratas, liderados por el representante Robert Garcia, exigen investigaciones más profundas. “¿Es una broma? ¿No lo es? ¿De quién habla? No lo sabemos”, dijo Garcia a The Advocate, pidiendo archivos sin censurar. Los republicanos, con la mirada puesta en las ganancias de medio mandato, contraatacan diciendo que son calumnias recicladas: el suicidio de Epstein en 2019, dictaminado oficial pero envuelto en conspiraciones, solo amplifica las sospechas de encubrimientos de élite. El propio Mark Epstein alberga dudas, creyendo que su hermano fue asesinado para silenciar suciedad sobre los poderosos.

Mientras Washington se tambalea, los correos exponen la podredumbre en las intersecciones de la élite estadounidense: sexo, poder y manipulación extranjera. Sea que “Bubba” desenmascare un romance bipartidista o mera trola epsteiniana, el espectro de la lente oculta de Putin se cierne grande. En una era de deepfakes y dossiers, un solo correo ha abierto una bóveda de susurros, recordándonos que algunos secretos, una vez filtrados, son imposibles de olvidar. La filtración gradual del Comité de Supervisión continúa, pero para Trump, el verdadero juicio podría estar en el tribunal de la imaginación pública, donde un simple “Bubba” podría redefinir legados.