Un hombre encapuchado de 34 años ha sido abatido por agentes de la Policía Nacional en plena calle de Lorient , en el departamento de Morbih...
Un hombre encapuchado de 34 años ha sido abatido por agentes de la Policía Nacional en plena calle de Lorient, en el departamento de Morbihan, después de amenazarlos con un cuchillo de cocina de 25 centímetros y avanzar hacia ellos ignorando hasta ocho órdenes de alto. El suceso, ocurrido en la avenida Anatole France frente a la estación de tren, ha paralizado el centro de la ciudad durante tres horas y ha dejado a dos agentes heridos leves por cortes en los brazos al intentar reducirlo con una pistola Taser que falló en dos ocasiones. El individuo, que portaba una mochila con un segundo cuchillo y una nota manuscrita con frases confusas sobre "venganza contra el Estado", ha recibido dos disparos letales en el torso tras lanzar una puñalada que rozó el chaleco antibalas de un brigadier, según el relato de los testigos y las imágenes de las cámaras de seguridad que ya circulan en redes.
El operativo comenzó a las 18:45 horas cuando varios transeúntes alertaron al 17 de un hombre encapuchado con sudadera negra que gritaba incoherencias y blandía un cuchillo en la plaza Alsace-Lorraine. Dos patrullas de la BAC (Brigada Anticriminalidad) llegaron en menos de cuatro minutos y formaron un cordón para proteger a los viandantes, momento en que el individuo corrió hacia ellos con el arma en alto. Los agentes dispararon primero el Taser a 5 metros, pero el hombre arrancó los dardos y siguió avanzando, lo que obligó a uno de los policías a abrir fuego con su Sig Sauer SP 2022. El hombre cayó al suelo tras los dos impactos, y los servicios del SAMU confirmaron su fallecimiento a las 19:20 horas pese a 15 minutos de reanimación cardiopulmonar.
La zona ha sido acordonada por 80 agentes de la RAID y la BRI, que han evacuado la estación de tren y cerrado cuatro calles al tráfico. Los dos policías heridos, de 38 y 42 años, han sido trasladados al hospital de Lorient con cortes superficiales y shock emocional, mientras el tercero ha sido atendido in situ por crisis nerviosa. La Fiscalía de Lorient ha abierto una investigación por "tentativa de homicidio contra personas depositarias de la autoridad pública" y ha ordenado la autopsia del cuerpo para determinar si el individuo consumía sustancias o padecía trastornos psiquiátricos. En el lugar se han hallado también un teléfono móvil destrozado y una carta dirigida a su madre con frases como "hoy termina todo".
Lorient, con 57.000 habitantes y tradicionalmente tranquila, ha vivido momentos de pánico: 200 personas quedaron atrapadas en la estación, los comercios bajaron persianas y los padres corrieron a recoger a sus hijos de los colegios cercanos. En redes, #LorientCouteau supera el millón de interacciones, con vídeos del momento del disparo grabados desde balcones acumulando 30 millones de reproducciones. El alcalde Fabrice Loher ha convocado una reunión de crisis y ha anunciado una vigilia silenciosa para el martes a las 18:00 en la plaza Alsace-Lorraine.
El Ministerio del Interior ha confirmado que los agentes actuaron "en legítima defensa" y ha prometido apoyo psicológico a los policías implicados. La Inspección General de la Policía Nacional (IGPN) investigará el uso de la fuerza letal, aunque fuentes internas descartan irregularidades. El suceso reaviva el debate sobre la violencia urbana en ciudades medianas y la formación de los agentes frente a ataques con arma blanca.
Económicamente, el cierre del centro ha costado 500.000 euros a los comercios en una tarde. Socialmente, ha generado miedo en una población que recuerda el atentado de Niza. Políticamente, fortalece a la derecha, con Marine Le Pen exigiendo "más medios para la policía". Este cuchillo no solo hiere agentes: corta la tranquilidad de una ciudad bretona en plena noche.





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