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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, recibió este viernes el primer "FIFA Peace Prize – Football Unites the World", un galardón recién inventado por la FIFA y entregado personalmente por su presidente, Gianni Infantino, durante la ceremonia del sorteo de la Copa Mundial de Fútbol 2026 en el John F. Kennedy Center for the Performing Arts de Washington D.C. El premio, que llega apenas dos meses después de que el Comité Nobel noruego negara a Trump el codiciado Nobel de la Paz –otorgado en octubre a la líder opositora venezolana María Corina Machado–, ha sido calificado por críticos como un "consuelo inventado" para congraciarse con el mandatario, en medio de la nevada que cubrió la capital estadounidense.
Infantino, quien días antes del anuncio del Nobel había publicado en Instagram que Trump "definitivamente merece el Premio Nobel de la Paz por sus acciones decisivas", justificó el nuevo galardón como un reconocimiento a "individuos que han tomado acciones excepcionales y extraordinarias por la paz, uniendo a la gente en todo el mundo". La FIFA lo presentó como un premio anual, pero su creación exprés –anunciada en noviembre sin aprobación previa del Consejo FIFA y con un proceso opaco sin nominados públicos– sorprendió incluso a vicepresidentes y directivos del organismo. Fuentes internas revelan que solo un pequeño comité fue informado, lo que ha avivado sospechas de favoritismo hacia Trump, con quien Infantino ha cultivado una relación cercana desde su regreso a la Casa Blanca, incluyendo visitas al Despacho Oval con trofeos en mano.
Trump, visiblemente emocionado, aceptó el trofeo –una esfera dorada sobre cinco manos entrelazadas, con su nombre grabado en mayúsculas– junto a una medalla y un certificado, declarando que era "uno de los mayores honores de mi vida". En su discurso, presumió de haber resuelto "guerras que nadie más podía" y elogió el fútbol por unir naciones, prometiendo que el Mundial 2026 sería "un evento como el mundo nunca ha visto". La FIFA citó específicamente su rol en un alto el fuego en Gaza, la liberación de rehenes israelíes y avances en diálogos entre Armenia y Azerbaiyán, aunque omitió controversias como su reciente propuesta de paz rechazada por Vladimir Putin en Ucrania o acusaciones de politizar el torneo al amenazar con reubicar partidos de ciudades demócratas.
La ceremonia, que duró tres horas y contó con invitados como Claudia Sheinbaum y Mark Carney, integró el premio al sorteo de los 12 grupos del torneo ampliado a 48 selecciones, coorganizado por EE.UU., México y Canadá. Trump, como presidente anfitrión, intervino en el escenario, pero el foco se desvió al "premio de consolación", como lo tildó The Guardian. En redes sociales, el hashtag #FIFAPeacePrize se llenó de memes: desde comparaciones con trofeos de participación hasta burlas sobre Infantino "rebajándose" ante el magnate. Exdirigentes como Sepp Blatter criticaron la iniciativa: "El fútbol no debería dar premios de paz; algún día lo recibiremos por nuestro trabajo real".
Analistas ven en esto una estrategia de FIFA para asegurar favores logísticos en el Mundial –visas para jugadores internacionales o apoyo federal–, especialmente tras amenazas de Trump de boicotear sedes no alineadas con su agenda. Organizaciones de derechos humanos y activistas ucranianos lo tacharon de "impropio", recordando el historial de Infantino con líderes controvertidos. Para Trump, sin embargo, es una victoria simbólica: "No necesito premios, necesito salvar vidas", dijo a la prensa, mientras sus seguidores lo celebran como vindicación. Con el Nobel fuera de alcance, este galardón FIFA –por ahora único en su especie– redefine el "paz trumpiano" en clave futbolera, justo cuando el mundo mira al torneo como nexo de unidad global. La pregunta persiste: ¿será este el principio de una serie de "premios alternativos", o un episodio más en la diplomacia excéntrica del 45º presidente?





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