Se han registrado graves incidentes durante el partido entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile por los octavos de final de ...
Se han registrado graves incidentes durante el partido entre Independiente de Avellaneda y Universidad de Chile por los octavos de final de la Copa Sudamericana, celebrado el miércoles 20 de agosto en el Estadio Libertadores de América, en Avellaneda, Argentina, dejando un saldo preliminar de tres muertos, incluido un niño, y decenas de heridos, todos de nacionalidad chilena. La tragedia, que comenzó en el segundo tiempo con el marcador empatado 1-1, llevó a la suspensión definitiva del encuentro tras violentos enfrentamientos entre hinchadas, confirmada por CONMEBOL a las 23:40 hora local (05:40 CEST de hoy). Las imágenes transmitidas por medios como Infobae y TyC Sports muestran caos en las tribunas, con cuerpos tendidos y heridos siendo evacuados, mientras la policía y las autoridades locales luchan por controlar la situación, que ha conmocionado al fútbol sudamericano.
Los incidentes se iniciaron alrededor del minuto 48, cuando hinchas chilenos ubicados en la Tribuna Pavoni Alta arrojaron objetos, incluyendo butacas y bombas de estruendo, hacia la parcialidad local, desencadenando una reacción violenta de la barra brava de Independiente. Según reportes preliminares de la periodista Julieta Natalutti, citada por Bolavip, al menos tres personas fallecieron —dos adultos y un niño de 13 años— y más de 10 resultaron gravemente heridas, con algunos en estado crítico tras caídas desde las gradas o agresiones con armas blancas. El embajador chileno en Argentina, José Antonio Viera-Gallo, confirmó a la radio Cooperativa que un herido grave, de unos 30 años, está hospitalizado, mientras las autoridades locales reportaron cerca de 300 detenciones, mayormente de chilenos. Videos en redes sociales, bajo el hashtag #IndependienteUdeChile que ya supera las 600,000 interacciones, captaron a un hincha cayendo al vacío desde la tribuna alta, intensificando la gravedad del suceso.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, condenó los hechos en X a las 02:00 CEST, calificándolos de "evidente irresponsabilidad en la organización" y prometiendo apoyo consular a los afectados, mientras el presidente de Independiente, Néstor Grindetti, atribuyó la violencia a los hinchadas chilenos, negando responsabilidad del club. CONMEBOL derivó el caso a su Comisión Disciplinaria, y la posibilidad de sanciones, como la descalificación de ambos equipos, está sobre la mesa. La policía de Buenos Aires, con 650 efectivos desplegados, ha sido criticada por su tardía intervención, y testigos describieron una "cacería" de la barra local contra los visitantes restantes. El Hospital Fiorito reportó ingresos masivos, y la Unidad Fiscal de Información (UFI) Nº 4 investiga, aunque las cifras de víctimas aún son preliminares y podrían aumentar.
El contexto agrava la crisis: mientras España lidia con incendios que han devastado más de 60,000 hectáreas y Sánchez visita Ourense hoy, este incidente ocurre en un verano de tensiones globales, con la cumbre Putin-Trump y el incendio del USS New Orleans frente a Okinawa. La violencia, que recuerda los disturbios de Colo Colo-Fortaleza en abril, expone fallos en la seguridad sudamericana, y la muerte del niño chileno ha desatado una ola de indignación en redes, con pedidos de sanciones severas y una revisión urgente de los protocolos de CONMEBOL, dejando al fútbol en un segundo plano tras una noche de luto y caos.
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