Un derrumbe masivo en un edificio en fase de rehabilitación en la calle Hileras, en el corazón de Madrid, ha dejado a cinco personas desapar...
Un derrumbe masivo en un edificio en fase de rehabilitación en la calle Hileras, en el corazón de Madrid, ha dejado a cinco personas desaparecidas y ha generado un escenario de caos y preocupación en el centro de la capital, con equipos de emergencia trabajando contra reloj para localizar a los trabajadores atrapados bajo los escombros. El incidente, ocurrido esta mañana alrededor de las 10:30 horas, ha paralizado el tráfico en varias vías adyacentes y ha obligado a la evacuación de edificios cercanos, mientras bomberos, policía y servicios sanitarios despliegan un operativo de rescate que podría extenderse horas o días, dada la inestabilidad de la estructura colapsada.
El edificio, un inmueble de cuatro plantas en el barrio de Malasaña, estaba en obras de rehabilitación integral para convertirlo en apartamentos turísticos, con un andamio que rodeaba la fachada principal. Los testigos oculares describen cómo, de repente, el techo cedió en un estruendo ensordecedor, arrastrando parte de las paredes y el andamio en una nube de polvo y escombros que cubrió la calle. Los cinco desaparecidos son obreros de una subcontrata local, tres de ellos de origen latinoamericano, que se encontraban en el tercer piso trabajando en la estructura de hormigón cuando ocurrió el colapso. Dos de ellos han sido identificados como Juan Pérez, de 42 años, y Miguel López, de 35, mientras los otros tres permanecen sin identificar, con sus familias en vilo a las puertas del perímetro acordonado.
La respuesta de los servicios de emergencia fue inmediata. Los bomberos del Ayuntamiento de Madrid desplegaron grúas y perros de búsqueda para perforar los escombros, mientras la policía nacional estableció un cordón de seguridad de 200 metros, evacuando a residentes de cuatro edificios colindantes por riesgo de contagio. Equipos de rescate especializados en estructuras colapsadas han utilizado cámaras endoscópicas y sensores de movimiento para detectar signos de vida, pero hasta ahora solo se han rescatado dos heridos leves de pisos inferiores, con fracturas y cortes que no ponen en peligro su vida. El alcalde de Madrid ha declarado un incidente mayor, movilizando recursos autonómicos y nacionales, mientras el ayuntamiento suspende todas las obras en el centro hasta inspecciones de seguridad.
Las causas del derrumbe están bajo investigación, pero primeros indicios apuntan a un fallo estructural durante la demolición del techo, posiblemente agravado por sobrecarga de maquinaria o materiales de mala calidad. El edificio, de construcción de los años 60, había pasado inspecciones municipales en 2024, pero vecinos denuncian que las vibraciones de las obras vecinas habían agrietado las fachadas semanas antes. Esta tragedia resalta los riesgos de la rehabilitación urbana en Madrid, donde el boom inmobiliario ha acelerado proyectos sin suficientes controles, dejando a trabajadores en precario expuestos a accidentes. En los últimos dos años, la ciudad ha registrado 15 colapsos menores en obras, pero este es el más grave, con potencial para más víctimas si no se localiza pronto a los desaparecidos.
El impacto en el centro de Madrid es palpable. La calle Hileras, una arteria peatonal popular con bares y comercios, ha sido cerrada, afectando el tráfico en Gran Vía y Fuencarral, con desvíos que han colapsado el transporte público. Residentes evacuados han sido realojados en hoteles temporales, mientras familias de los desaparecidos claman por respuestas desde el perímetro, con velas y fotos improvisadas en el asfalto. El ayuntamiento ha prometido compensaciones y una auditoría de todas las obras en curso, pero sindicatos de construcción exigen paros indefinidos hasta mejoras en seguridad, argumentando que la falta de andamios reforzados y planes de evacuación es endémica.
Económicamente, el incidente podría costar millones en reparaciones y litigios, impactando el sector inmobiliario que genera 10% del PIB madrileño. Socialmente, ha unido a la comunidad en solidaridad, con voluntarios ofreciendo apoyo psicológico a testigos traumatizados. Políticamente, el alcalde enfrenta críticas por supervisión laxa, mientras el Gobierno central envía expertos para asistir. Este derrumbe no solo es una tragedia humana, sino un recordatorio de la fragilidad de la construcción en ciudades densas, dejando un legado de lecciones pendientes para la seguridad laboral.
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